El desarrollo del turismo sostenible es una realidad contemplada ya en los planes de la Agenda 2030. Con ese objetivo, el de respetar el entorno y el medioambiente muchos complejos hoteleros construyen sus edificaciones, en línea con el nuevo modelo de turismo sostenible que demanda la sociedad y el planeta. Muchos viajeros eligen su destino y su alojamiento con ojo crítico y con una intención clara, apostar por una manera de consciente de viajar que sea respetuosa con el entorno. El ejemplo de un destino vacacional que aplica este modelo de vida es el archipiélago de Menorca que fue declarado el 8 de octubre de 1993 como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, es la isla balear menos frecuentada y lucha por seguir manteniendo intacta su naturaleza, protegiendo sus paisajes tanto costeros como de interior.
Acorde a esa filosofía fue construido el hotel Barceló Nura, ubicado en el municipio de Sant Lluís. La arquitectura y el diseño del hotel de cinco estrellas han sido proyectados de manera respetuosa con los espacios naturales de la isla, convirtiéndose así ya en un referente en sostenibilidad y responsabilidad medioambiental.
La arquitectura sostenible
La Organización Mundial del Turismo (OMT), el organismo de las Naciones Unidas encargado de la promoción de un turismo responsable, sostenible y accesible para todos, destacó como fundamental el “respeto a la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, conservando sus activos culturales y arquitectónicos (…)”. Es por ello por lo que la arquitectura de Barceló Nura respeta la orografía y el ecosistema, y se mimetiza con el entorno, a través de sus edificaciones blancas de dos alturas y los balcones de madera.

El compromiso de sus arquitectos, Cristina Farreny y Rafael García, del estudio de arquitectura menorquín FG Arquitectes, con el desarrollo incluyente y la sostenibilidad ambiental desembocó en la composición de un hotel plenamente consciente y respetuoso con la paradisiaca naturaleza de Menorca. El Barceló Nura destaca por su sostenibilidad, en la que ha incidido con medidas como la utilización de agua regenerada tanto para el riego de áreas ajardinadas o el consumo de los inodoros, iluminación de bajo consumo, producción de agua caliente mediante energía solar o sistemas de control en las instalaciones de climatización, que limitan el funcionamiento al tiempo necesario, entre otras. Y todo esto, en uno de los hábitats mejor conservados del Mediterráneo. Su concienciación también se tradujo en la elección de los materiales: sencillos y vinculados a la edificación tradicional de la isla, como la piedra natural que replica los vallados tradicionales menorquines o la madera sobre estructuras ligeras para crear zonas de sombra.

La responsabilidad del Barceló Nura con el ecosistema y el medioambiente es un ejemplo de responsabilidad con el entorno y abre camino hacia un futuro que cada vez más se vislumbra en el presente. ¿Cuál es la receta? Apostar por nuestro planeta.
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